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Los autónomos se movilizan bajo la lluvia: Cantabria se suma a la protesta nacional del 30N
Por Esther Casabó
Publicado en 30/11/2025 15:35
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La mañana de este 30 de noviembre no ha sido precisamente amable en Santander. La lluvia, insistente y fría, acompañó durante gran parte de la jornada a los autónomos que habían sido convocados a nivel nacional para manifestarse por un trato más justo y una reforma profunda de las condiciones que afectan al colectivo. Aun así, y fieles a su espíritu de “caerse y levantarse” tantas veces como haga falta, los profesionales cántabros no se dejaron intimidar por el clima. Frente al Ayuntamiento de Santander se reunieron para sumarse a una protesta que resonó en más de veinte ciudades españolas.    

Una protesta con historia: de la convocatoria al manifiesto

La manifestación fue organizada por la Plataforma por la Dignidad de los Autónomos, bajo el lema general Autónomos asfixiados, basta ya.

Entre sus principales demandas figuran la reforma de las cuotas sociales para que se ajusten a los ingresos reales, la reducción de la carga fiscal, una protección social comparable a la de los asalariados, incluyendo bajas, maternidad/paternidad, desempleo, y la simplificación de la burocracia que impide a muchos autónomos seguir adelante.  

En muchas de las ciudades convocadas: Madrid, Valencia, Lanzarote, Ibiza, entre otras, la protesta concluyó con la lectura pública del Manifiesto Nacional de los Autónomos. Fue un momento simbólico: poner sobre la mesa de la opinión pública la situación de precariedad que denuncia el colectivo. Entre las reclamaciones que contiene el manifiesto destacan las cuotas proporcionales, la exención del IVA para quienes facturen menos de 85.000 €, una protección social real, condiciones dignas de trabajo y el fin de la burocracia que estrangula al pequeño y mediano negocio.  

Gritos compartidos: consignas, ambiente y movilización

En Santander el ánimo se impregnó de ese deseo colectivo de ser vistos y escuchados. Y, en igual que en otras ciudades ,muchos manifestantes corearon consignas como: «Sin autónomos aquí, el país llega a su fin», «Basta ya», «Pago sin parar y a mí no nos dan ná». Frases que resumen la rabia y la urgencia de quienes sostienen cada día una parte significativa de la economía.

En Valencia, por ejemplo, los medios recogieron esa idea: “si no hay autónomos, no hay riqueza”. En todas las ciudades la protesta denunció “costes crecientes y cuotas insoportables pese a la caída de ingresos”, “una protección social que no existe”, “una burocracia que impide emprender con garantías” y la preocupación por la desaparición del comercio local y el tejido económico de proximidad.

Santander no fue la excepción, se manifestaron con convicción

Frente al ayuntamiento de Santander se reunieron autonómos cansados de la situación actual que les estrangula, bajo la lluvia, con paragüas y momentos de lluvia intensa y con guantes rojos. Quienes estuvieron allí compartieron paraguas, carteles y clamor. 

Para muchos de los presentes, la jornada representa un primer paso: visibilizar una realidad que conocen desde dentro; una realidad de sacrificios, de largas jornadas, de amenazas permanentes; pero también de coraje para mantener viva su forma de vida. Otros han dejado claro que esto no termina hoy: el movimiento ha nacido de abajo, sin partidos, sin banderas, pero con voz.

             

¿Y ahora qué?

El Manifiesto Nacional de los Autónomos ya está en manos de muchos ciudadanos, medios y —esperan— políticos y responsables institucionales. La protesta del 30N ha servido como llamada de atención: para que se vea que bajo el paraguas hay rostros reales, con negocios reales, con facturas reales. Y que, al final del día, pedir condiciones dignas no es sólo una demanda del colectivo, sino un grito por la sostenibilidad del tejido productivo que sostiene pueblos, barrios y ciudades.

Desde Onda Marina, hemos estado allí, bajo el paraguas común de los que no se rinden, para contar lo que muchas veces queda detrás de los números, las nóminas y los titulares: la dignidad de quienes levantan la persiana cada mañana. Y hoy, esa dignidad salió a la calle.

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